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El Divino Niño de Nahuatzen

Emmanuel Torres Irepan

Uno de los pilares fundamentales de la identidad, cultura y desarrollo de mi comunidad, Nahuatzen, es el sistema de “cargos”. Son aproximadamente 28 imágenes de santos católicos que van recorriendo todo el pueblo, haciendo una estancia de un año en las casas de las familias que lo soliciten, durante este año la familia “carguera” se encarga de cuidar y velar a la imagen, resguardar la devoción de la comunidad, y organizar la respectiva fiesta y las distintas celebraciones, de acuerdo con el calendario de festividades comunitarias.

En torno a este sistema de “cargos”, las prácticas de la población siempre son variables y evolutivas con el paso de las décadas y las tecnologías, aunque con estructuras y protocolos muy bien determinados que se basan esencialmente en el intercambio de bienes: materiales y espirituales; es decir, en el dar y recibir. Siempre, la familia que tiene un “cargo”, está en la disposición de ofrecer tanto los servicios que la imagen y la comunidad requieren como el espacio o los espacios requeridos, su casa se vuelve un espacio público para el pueblo, es además un espacio abierto a recibir, lo que la comunidad ofrezca.

Para ejemplificar, puedo mencionar algunas cosas de todos los universos que se abren en este sistema: un puerco o una res para la comida de la fiesta, una olla de atole con pan para las novenas que se rezan durante el año, un arreglo para el espació entre corredizos, cortinas, flores; una caja de vino, una banda, una veladora, una reja de refrescos, el cuerpo, el tiempo y el servicio para las tareas que los cargueros designen. Todo esto, en el son de dar y recibir, poniendo como medio los “agradecimientos”, que son en especie para quien da, por parte de quien recibe, y que generalmente son fruta y pan.

El cargo del Divino Niño, es una advocación de Cristo en su infancia.

Es un “cargo” que se incorporó al sistema de “cargos” por causa de la devoción de las personas (principalmente las señoras) a través de la parroquia, a lo largo de veinte años aproximadamente. Lo interesante de este “cargo”, es que es el primero donde las comisiones de los cuatro barrios están conformadas por niños, es decir, la fiesta es organizada por niños.

Estas comisiones infantiles, han cumplido con sus tareas comunitarias con absolutamente todo lo que implica, durante el año que les corresponda, desde asistir a misa cada ocho días, limpiar el templo y participar en las celebraciones litúrgicas que la parroquia designa, pero también con las tareas que les demandan los usos y costumbres como recolectar el dinero para las fiestas y celebraciones, pagar las bandas, los juegos mecánicos, la pirotecnia, la comida, y acompañar a la familia “carguera” en las necesidades como en las abundancias.

Nahuatzen, al igual que las demás comunidades pertenecientes a la meseta P´urhépecha hemos sido pueblos con problemas de alcoholismo, y es el sistema de “cargos”, no un detonador sino un espacio en el que se puede justificar y usar como pretexto la práctica del exceso consumo del alcohol; no quiero decir con esto, que sean los usos y costumbres los incitadores, sino la mala gestión y la acumulación de frustraciones no resueltas a las que se enfrenta la comunidad; no pretendo abordar en estas líneas ese tema, considero que la comunidad tiene problemas que han llevado al alcoholismo a imperar dentro de los usos y costumbres.

Nahuatzen, Michoacán

El cargo del Divino Niño, con sus comisiones de niños, han logrado que exista dentro de esta comunidad un único cargo, entre 28 cargos aproximadamente, después de, me atrevo a decir casi o poco más de un siglo, una festividad y un sistema limpio de alcohol. Creando, casi sin darse cuenta, un espacio completamente seguro para toda la comunidad, personas de todas las edades y todas las condiciones, podrán asistir a esta fiesta sin la preocupación del alcohol, gracias a las niñas y los niños.

Igual que en todos los cargos y todas las comisiones, en esta específicamente, abundan también simbolismos, objetos, practicas, diálogos, horarios, y un sinfín de elementos culturales que enriquecen la vida cotidiana de Nahuatzen. Sin embargo, el alcohol ha sido sustituido por el azúcar y los alimentos ultra procesados, refrescos y dulces en exceso para todos los niños.

Emmanuel Torres Irepan

Estas comisiones de niñas y niños, admirables, donde comúnmente son las madres quienes acompañan siempre a sus criaturas, han logrado cosas inimaginables que dotan de herramientas a las y los niños para la vida comunitaria, pero lo más importante es que han abierto el espacio para las y los niños, un espacio que había sido ignorado por muchos años, es un frente directo al adultocentrismo que permea en la comunidad, podría decir también, que transversal e inconscientemente es un frente al machismo que también impera en esta tierra; pues es en estas comisiones donde se ha visto por primera vez, una niña siendo la primera comisionada de su barrio, en lugar de un señor primer comisionado.

Escuché en una cercana ocasión a una abuela llevando a su nieto comisionado al cargo, proponiéndole que este año se elaboren dulces tradicionales y aguas frescas para reducir el consumo de la comida chatarra, y creo fielmente que los niños tienen esa convicción y ese poder para lograrlo.

Espero poder aportar mi granito de arena en este dar y recibir, a través del teatro, con esta actual comisión infantil durante este año, es una realidad sorprendente ver que son estas niñas y estos niños quienes también llevan las riendas en su contexto, en su pueblo.

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