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Condena infinita

Sobre el documento “Dignitas Infinita” publicado por el Vaticano

Por: Silvia Susana Jácome (*)

Dignitas Infinita”, documento que versa sobre la dignidad humana, desde el punto de vista de la iglesia católica, ha sido publicado en el marco del 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, después de 5 años de preparación, dos versiones y un “proceso de maduración”, el Vaticano ha publicado este lunes 8 de abril la declaración “Dignitas Infinita” (Dignidad Infinita), elaborada por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF) con la colaboración de varios consultores, expertos y la aprobación del Papa Francisco.

Silvia Susana Jácome, con maestría en Educación Sexual, nos comparte una serie de comentarios realizados a este nuevo documento, desde el punto de vista de la Comunidad LGBT+, y particularmente desde su visión de Mujer Trans, que presentamos a continuación:

Recientemente, el Vaticano publicó el documento Dignitas infinita que condena abiertamente lo que llama “cambio de sexo” y, entre otras cosas, menciona lo siguiente:

En este sentido, el respeto del propio cuerpo y de aquel de los otros es esencial, ante la proliferación y reivindicación de nuevos Derechos donde avanza la teoría de género. Esta ideología presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Por tanto, resulta inaceptable que «algunas ideologías de este tipo, que pretenden responder a ciertas aspiraciones a veces comprensibles, procuren imponerse como un pensamiento único que determine incluso la educación de los niños. No hay que ignorar que “el sexo biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (gender), se pueden distinguir, pero no separar”.

Al respecto, hay mucho que decir. Primero, que no sorprende su ignorancia en el tema pues, aun cuando pueda haber intervenciones quirúrgicas y terapias de reemplazo hormonal para modificar ciertas características sexuales –como genitales, características sexuales secundarias, etc.- no hay un cambio de sexo como tal. Y no lo hay porque el sexo –es decir, ser hembra, macho o intersexual- va más allá de los genitales externos y de las características sexuales secundarias. En este momento no es posible modificar los órganos sexuales internos –como la próstata o el útero- ni mucho menos los cromosomas. En resumen, no hay manera de que una persona nacida macho se convierta en hembra. Lo que sí existe es una transición de género, para dejar de vivir como hombre para vivir como mujer –en el caso de las mujeres transgénero- pero no un cambio de sexo.

“…lo único que se busca -en el caso de las cirugías de reasignación- es

modificar algunas partes del cuerpo para que la persona se sienta mejor

 y viva en bienestar, justo en consonancia con la dignidad humana…”

Con respecto al contenido de la declaración, encontramos algunas falacias que es importante señalar. Se dice que “Esta ideología presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia”. Llama la atención que se vuelve a hablar de ideología –y ya no de teoría-, pero lo que es una falacia es cuando se menciona que se busca una sociedad “sin diferencias de sexo”. Nada de eso, lo único que se busca –en el caso de las cirugías de reasignación- es modificar algunas partes del cuerpo para que la persona se sienta mejor y viva en bienestar, justo en consonancia con la dignidad humana que le es inherente por su condición de ser humano. Y eso son casos muy aislados, nadie pretende que todas las personas se practiquen esas cirugías. Y eso de vaciar el “fundamento antropológico de la familia” pues también es muy discutible. Que alguien les diga que hay una enorme diversidad de familias, y que pueden estar formadas por hombres, por mujeres, por hombres y mujeres, etc. Y las personas trans también caben –cabemos- en estas estructuras familiares.

Otra falacia es cuando se menciona que estas ideologías –otra vez el uso del término- “procuran imponerse como un pensamiento único que determine incluso la educación de los niños”. Falso completamente, reitero que nadie pretende que todas las personas sean trans, solamente reconocemos esa realidad y la integramos como parte de la educación sexual integral, pero en los contenidos educativos para brindar un panorama amplio de la sexualidad humana, no para que se “vuelvan” trans. En todo caso, será muy positivo si algún niño o niña trans recibe esa educación y se reconoce con una identidad de género diversa, pero no se busca convertir a nadie. (A diferencia de las mal llamadas ‘terapias de conversión’ llevadas a cabo por muchas organizaciones religiosas que, esas sí, buscan convertir en heterosexuales a las personas homosexuales)

Y terminan diciendo que no ignoran que el sexo biológico y el papel sociocultural del sexo (gender) -¿por qué será que ponen ‘gender’ (en inglés), pero no se atreven a poner género, en español?- se pueden distinguir, pero no separar”. ¡Caramba! Si justo el patriarcado –impulsado en buena medida por las religiones monoteístas (incluida las religiones cristianas)- se ha encargado a lo largo de la historia de imponer los patrones culturales (género) a partir de las diferencias sexuales. Lo que nos quieren decir es algo así como: “nosotros dijimos lo que tiene que hacer cada quién de acuerdo con el dimorfismo sexual, para que ahora nos vengan con que se pueden cambiar esos constructos”.

“…desde 1582 la iglesia católica se dedicó a

promover la castración de muchos niños…”

Y para terminar, sólo recordar que desde 1582 la iglesia católica se dedicó a promover la castración de muchos niños, sólo porque estos pequeños tenían una hermosa voz y no querían que la perdieran al llegar la pubertad. Cabe decir que esta práctica estuvo vigente hasta 1903, cuando el papa Pio X la dio por terminada. Es decir, que durante más de 300 años a la iglesia no le importó violentar el cuerpo de los niños, pero ahora que una persona, libre y voluntariamente, decide modificar sus genitales para alcanzar un mayor bienestar, ponen el grito en el Cielo. No sé, pero me recuerda las palabras del Maestro cuando se refiere a los fariseos y los llama sepulcros blanqueados, “por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de impurezas”. (Mt, 23, 27).

(*) La Maestra Silvia Susana Jácome es Licenciada en Comunicación. Maestra en Educación Sexual. Autora de la novela “Piel que no miente; Mayela, una mujer transexual”. Guionista y Directora del cortometraje “Adiós hombre, adiós”, 1er. lugar en el rubro de Animación en el III Festival de cortometrajes El cine a las calles.

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