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“Ojos que dan pánico soñar”

A 45 años de su publicación en un diario nacional

Yo esperaba a Miguel de Jesús en la puerta de su depa en la Guerrero. Cuando llegó, y me vio en el pasillo, comenzó a gritar mi nombre, abrió la puerta y me empujó hacía adentro. Venía muy feliz, más que otras veces. Traía una hoja en la mano, y me dijo: -“¡Mira lo que me acaban de regalar!”, y puso frente a mis ojos una hoja.

Entramos al depa en el que vivía con El Maestro, su pareja. Este departamento me encantaba porque estaba a dos cuadras del Metro “Hidalgo”, tenía todo el piso de madera, salvo el de los dos baños y el de la cocina. Y me encantaba ir porque siempre que El Maestro estaba ensayando o en función, oíamos a todo volumen a Liza Minnelli, a Diana Ross, a Barbra Streisand, a Judy Garland, a Marilyn Monroe, a Shirley MacLaine, a veces a Shirley Bassey y a Donna Summers, pero principalmente a Raquel Olmedo, quien era amiga de El Maestro, ya que ambos trabajaban en Televisa, y hacían teatro juntos, y a quien Miguel de Jesús y yo habíamos conocido al haber ido a una de sus reuniones.

Me fue empujando hasta la recámara del fondo, la de visitas, y ahí me sentó a su lado.

Ya que estábamos sentados, me dio la hoja y me dijo: -“¡El sábado salió en el “Uno más uno!”, “¿Qué es?, le pregunté. Me dio la hoja, y hasta entonces me di cuenta de que no era solo una, sino varias, 4 o 5, que venían engrapadas. La miré. Solo percibí dos cosas: la primera, que era una fotocopia, de las de entonces, media borrosa, de un texto pulcramente escrito a máquina. Y la segunda: Que el texto tenía un título medio raro, que no pude leer de primera mano con facilidad: “Ojos que dan pánico soñar”, decía hasta arriba de la primera hoja.

Miguel de Jesús, sentado a mi lado, me pidió que la leyera, porque, según él, yo leía bonito y le gustaba mi voz, así que, como siempre, hice lo que mi mejor amigo me pedía, y comencé a leer: ¿Alguna vez el lector se ha topado con algún puto por la calle? ¿Ha sentido su mirada fija; lo ha visto aproximarse a pedirle un cigarro, hacerle conversación, sugerirle…?”

Tengo que reconocer que, a mis 20 años, no entendí nada, o casi nada, lo que estaba leyendo, y que tuvo que pasar un lustro, para que pudiera comprenderlo, en carne propia…

Esta era la presentación, tamaño original e imagen del Suplemento Cultural “sábado”, del “Unomásuno”.

El sábado 17 de marzo de 1979, el periódico “Unomásuno” publicó “Ojos que da pánico soñar”, de José Joaquín Blanco, dentro de su suplemento cultural que se llamaba “sábado”, porque era el día en que el diario lo entregaba gratuitamente en la compra de cada ejemplar.

“Ojos que da pánico soñar” desde el día en que salió, enloqueció a la Comunidad Gay de la Ciudad de México, y de aquellos Estados en los que, tenían la fortuna de que llegara el “Unomásuno”.

Leer ese texto hace 45 años, causó desconcierto, temor, excitación, pero más que nada, emoción, ya que nos encontrábamos descritos en un texto que se difundió a nivel nacional y que generó cientos de discusiones en cafeterías, en centros culturales, en reuniones caseras, en fiestas clasemedieras, todas eran en voz baja, casi en susurro.

No teníamos idea de que se acercaba algo mil veces peor aún: “El Vampiro…”, el cual iríamos a leer al “Sanborns” de El Ángel, algunos días, y otros días al “Sanborns” de Aguascalientes en la Roma, porque: 1.- No teníamos dinero para comprarlo. 2.- Miguel de Jesús no podía llegar con ese libro y exponerse a que El Maestro se lo descubriera. 3.- Aprovechábamos para ligar. Nomás un ratito.

Hoy, a 45 años de su publicación, invitamos a quienes leen arcoiris.city , a que conozcan el texto del que hacemos un cálido homenaje, a través de la siguiente liga:

https://iguanadelojete.blogspot.com/2017/06/ojos-que-da-panico-sonar.html

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