Otro motivo de porque es Noviembre, Mes LGBT+ Mexicano
Hubo un tiempo, en México, que existió un Tribual Santificado, cuando nos llamaban “la Nueva España”, y se regía no por leyes, sino por cantidad y calidad de pecados.
Las terribles abominaciones en nombre de Dios, de la Santa Inquisicisión en México.
El martes 6 de noviembre de 1657, Cotita de la Encarnación, fue quemada viva en leña verde por practicar el pecado nefando, después de más de un mes de torturas físicas y psicológicas infringidas durante los terribles interrogatorios que llevó a cabo quien en verdad ejercía la ley en México en ese momento.
Se llamaba el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, y se estableció en México por orden del rey Felipe II en 1569. Su trabajo era perseguir y castigar todos aquellos actos contrarios a la fe, a las buenas costumbres y a la moral cristiana. De igual manera perseguía a quienes practicaban religiones diferente a la católica.
Dentro la lista de lo que ellos llamaban “buenas costumbres”, y “moral cristiana”, se encontraba el pecado nefando, que no era otra cosa que las relaciones entre personas del mismo sexo, siendo principalmente vigilados los hombres.
Anglería, Pedro Martir de, Décadas del Nuevo Mundo (1530), Madrid, Polifemo, 1989, p. 164.
Hoy sabemos que no era un “privilegio” de La Nueva España que extranjeros llegaran a tierras ajenas y asesinaran a quienes mantenían relaciones con personas del mismo sexo, ya que tenemos referencia que en el año de 1513, el “adelantado explorador, gobernante y conquistador español” Vasco Núñez de Balboa realizó en la aldea del Cacique Cuarecua en las regiones del istmo de Panamá, varias masacres como la que se describe a continuación:
“La casa de éste encontró Vasco llena de nefanda voluptuosidad: halló al hermano del cacique en traje de mujer, y a otros muchos acicalados y, según testimonio de los vecinos, dispuestos a usos licenciosos. Entonces mandó echarles los perros, que destrozaron a unos cuarenta. Se sirven los nuestros de los perros en la guerra contra aquellas gentes desnudas, a las cuales se tiran con rabia, cual si fuesen fieros jabalíes o fugitivos ciervos…”
Considerada como La Casa Más Vieja de la Ciudad de México, el lugar donde vivió Cotita ahora es un centro cultural.
En México, el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición llevó a cabo, asegurando que lo hacían en nombre de Dios, algo tan brutal como lo que hizo Vasco Núñez de Balboa: Quemaron en la hoguera a un grupo de 14 personas que fueron denunciadas por practicar el “pecado nefando”.
Dentro de este grupo, sobresale alguien que estaba al frente de la casa donde se llevaban a cabo grandes fiestas a las que solo asistían hombres: Juan de la Vega Galindo, se llamaba el mulato que vestía con ropa femenina y quien se autonombraba Cotita, Cotita de la Encarnación.
A las fiestas en la casa de Cotita, no solo asistían 15 de las 14 personas que quemaron, sino que también acudían muchos señores de renombre, hombres casados con hijas e hijos, gobernadores, grandes políticos e incluso prelados de la iglesia católica. Como ya dijimos: todos eran hombres. La diferencia entre los15 enjuiciados y el resto, es que los primeros eran pobres, y los demás, muy ricos.
La Parroquia de San Pablo, en el Barrio de La Merced, muy cerca de la que fuera la casa de Cotita.
El inicio de esta historia ocurrió en el Barrio de San Pablo, hoy conocido también como La Merced, en Ciudad de México. Cotita sin dedicarse de lleno al sexo servicio, lo ejercía al igual que un grupo de jóvenes a quienes coordinaba.
El trabajo habitual de Cotita era lavar ropa ajena, por lo que siempre portaba un mandil blanco que coronaba con un trapo del mismo color, amarrado a la cabeza, para contener la enorme cantidad de cabello chino que solo dejaba libre cuando lo lucía en las fiestas que organizaba en su casa. Gustaba de cocer en sus ropas listones de todos los colores, para que al caminar volaran con el viento.
Esta imagen es de ejemplo para ayudarnos a visualizar como era Cotita de la Encarnación
El aciago día, Cotita salió casi de madrugada con su amiga Juana a lavar los montones de ropa que les habían encargada. Ese día Cotita tenía una cita para atender a un cliente que no quería ir a su casa, ya que temía que lo reconocieran al verlo entrar o salir, ya que era de día, situación que no era la primera vez que ocurría.
Así que cuando llegó la hora de la cita, como aún no terminaban, Cotita le encargó sus enseres a su amiga, prometiéndole volver dentro de muy poco tiempo. Juana de Herrera, que así se llamaba la vecina y amiga cercana de Cotita, se encontraba despreocupada lavando ropa, cuando llegaron dos niños gritándole que “fuera a ver a dos hombres que estaban jugando como perros, uno encima del otro, pero con los calzones abajo”.
En Brasil No. 33, frente a la Plaza de Santo Domingo, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, se encuentra la Antigua sede de la Santa Inquisición, después Escuela de Medicina y hoy Museo de la Medicina Mexicana.
Juana nunca pensó que vería a Cotita realizando el pecado nefando. Solo sabía que si los niños contaban que le habían avisado a ella y que a pesar de eso, ella se había quedado callada, sus pequeños hijos, aquellos que la misma Cotita había cuidado y sanado infinidad de ocasiones, se quedarían sin quien los cuidara.
Así que fue a denunciarlo de inmediato, situación de la que Cotita se enteró cuando ya se encontraba en los sótanos del edificio de la Santa Inquisición, y la tenían lista para torturarla y que rebelara los nombres de todos los hombres que asistían a sus fiestas.
Mañana continuaremos con el relato de Cotita de la Encarnación.