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Editorial Agosto

La violación de los Derechos Humanos y Civiles que la policía perpetró contra 33 homosexuales en Venezuela, no es un hecho aislado contra la Comunidad LGBT+, porque se suma a la declaración de que “la homosexualidad es un estilo de vida anormal” en Texas; se suma a la negativa de las autoridades para que los hijos o las hijas de las madres lesbianas lleven los apellidos de ambas mujeres en Italia; se suma a la nueva ley de Uganda que les da “permiso” de encarcelar y/o matar a todas las personas LGBT en su país; se suma a la negativa de no aceptar ni el matrimonio, ni la adopción, ni el cambio de sexo, impulsada por la ultraderecha española en contra de nuestra Comunidad.

Estos eventos han sido menos intensos gracias al apoyo internacional recibido a través de las redes, y sabemos que no todos esos apoyos son de la Comunidad LGBT+, sino de activistas con otras agendas, que consientes de la violación de los Derechos de las personas afectadas, apoyar firmando peticiones, compartiendo las noticias, las fotografías, los videos, y mostrando su repudio en breves textos, en contra de estas atrocidades. Como sucede en nuestras Marchas: gran parte de las personas que asisten son heterosexuales, pero eso no es un impedimento para acompañarnos y apoyarnos, igual que lo hacen en la vida cotidiana.

En México, debemos de tomar estos sucesos como una lección para no bajar la guardia, para no confiarnos, para seguir luchando y apoyando no solo nuestros temas.

Esto nos lleva al poema que escribió Martin Niemöller (1892-1984), un pastor luterano que admiraba a Hitler y lo ayudó a encumbrarse, pero cuando se dio cuenta de que nada de lo prometido había cumplido, y que lo único que había hecho fue dividir al pueblo alemán, se convirtió en uno de sus más acérrimos rivales ideológicos.

Cuando las tropas de Hitler encarcelaron a Niemöller, y vivió en carne propia las atrocidades que hacían contra los judíos y otros grupos minoritarios en la cárcel, escribió este poema, que ha sido modificado según las necesidades sociales de cada momento y de cada grupo:

«Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
ya que no era comunista.

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
ya que no era socialdemócrata.

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
ya que no era sindicalista.

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
ya que no era judío.

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar».

Tal vez ahora necesitamos este:

Cuando vinieron a llevarse a las personas con capacidades diferentes,
guardé silencio,
ya que no era ciego, sordo, mudo y tenía todo mi cuerpo completo.

Cuando encarcelaron a los medio ambientalistas,
guardé silencio,
ya que no tenía plantas, ni jardín, no tenía auto y no fumaba,

Cuando vinieron a buscar a las personas Trans,
no protesté,
ya que era feliz con mi identidad de género.

Cuando vinieron a llevarse a quienes vivían con VIH,
no protesté,
ya que yo siempre usé condón y estoy en protocolo de PrEP.

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

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